Por: Julio Sánchez
En estos tiempos, parece una utopía encontrar una empresa de la que no queramos escapar. Todo el mundo sueña con trabajar en PIXAR, Google o Disney, cruzar sus pasillos montados en una patineta eléctrica, tener una oficina personalizada y jugar Fornite a la hora del almuerzo, y ¿quién no? Si bien, existen organizaciones con una nula preocupación por el bienestar de sus colaboradores, hay otras que hacen su mayor esfuerzo por parecerse a estas grandes corporaciones y responder a las expectativas de su talento humano, porque sí, también las empresas sueñan.
Qué hubiese sido de Walt Disney, por ejemplo, sin un grupo de más de 700 artistas que defendieron sus ideas y apostaron todo su talento dibujando y pintando los fotogramas de la película que cambió la historia del cine de animación: “Blanca nieves y los siete enanitos”. Es probable que, sin ese hito en su carrera, The Walt Disney Company, el legado del cineasta, no fuera hoy el emporio de entretenimiento que todos conocemos y en cambio, estuviese sepultado con él. Sin gente que no quiera apostar a una idea común, que quiera ser parte de los resultados, pero no del proceso, es casi imposible levantar estos espacios donde el trabajo se vuelve un juego.
La respuesta es muy simple: reconociendo que todos tenemos sueños individuales. Es más fácil permanecer en un lugar y aportar nuestro talento sin reservas, si nos sentimos escuchados, vistos, reconocidos e impulsados a crecer. Es así como aparece el “salario emocional”, un grupo de conceptos asociados a la retribución del empleado que tienen carácter no económico y que se traducen en:
A partir del periodo de contingencia por la pandemia de la COVID-19, en Risk Consulting Global Group, liderados por nuestro CEO Luís Ramiro Díaz Briceño, reinventamos las formas y metodologías convencionales con las que veníamos trabajando y nos adaptamos a esta nueva realidad, cuidando los sueños individuales de nuestros colaboradores con la implementación de políticas que los apoyan en su desarrollo profesional, el cuidado de su salud, el reconocimiento a sus aportes a la compañía y creando estrategias para hacer del trabajo remoto una opción viable para continuar con nuestra actividad. Gracias a esta gestión, recientemente fuimos reconocidos por Great Place to Work®, un programa que destaca la calidad del ambiente laboral y que compara a nuestra compañía con los mejores lugares para trabajar en Colombia y el mundo, teniendo en cuenta también, el trato equitativo a nuestros colaboradores por cualquiera que sea su orientación sexual, raza, género, condición económica, entre otros.
Nuestro reto como empleadores es pues, crear espacios seguros para quienes nos acompañan en la consecución de nuestros objetivos diariamente, reconocer que la vida de nuestros colaboradores se extiende más allá de la jornada laboral, impulsarlos a conseguir sus sueños y permitirles crecer al lado nuestro. Solo así podremos asemejarnos a las grandes compañías del mundo, y que cuando se refieran a nuestra empresa alguien diga sin reparos: “qué gran lugar para trabajar”.
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