Según la acusación del fiscal Deny Yoon Pak, Marset figura como pieza clave en esta operación. El informe de 414 páginas detalla la incautación de cocaína valorada en 500 millones de dólares, destacando el impacto de sus actividades ilícitas.
En el pasado, Marset también utilizó el fútbol como vehículo para su red criminal. Fue dueño del Deportivo Capiatá en Bolivia, equipo en el que jugó y al que inyectó recursos provenientes del narcotráfico.
La religión como herramienta para el lavado de dinero.
El caso revela que desde 2018, la organización liderada por Marset y Miguel Ángel Insfrán Galeano opera en Paraguay con tácticas sofisticadas. Uno de los métodos más controversiales ha sido el uso de iglesias evangélicas como fachada. El «Centro de Convenciones Avivamiento», administrado por José Alberto Insfrán, se ha empleado para adquirir propiedades y construir infraestructuras.
El fiscal subrayó que Insfrán utilizó la asociación religiosa para actividades legales en apariencia, pero que en realidad servían para encubrir operaciones ilegales. Este enfoque calculó evidencia de cómo el crimen organizado se aprovecha de instituciones religiosas para legitimar ganancias ilícitas.
El narcotráfico y la política: una conexión peligrosa
El impacto de esta red no se limita al ámbito religioso. La influencia de Marset ha llegado a la política, financiando campañas electorales con dinero ilícito. Según el informe, estos recursos apoyaron candidaturas como la de Magno De León Villaba para la Municipalidad de Curuguaty y la de Juan Carlos Ozorio al Senado.
Además, la acusación señala que Insfrán buscaba un cargo político a nivel local, utilizando recursos provenientes de actividades ilegales para ganar poder. Esto pone en evidencia la corrupción y las amenazas al proceso democrático en Paraguay, donde el narcotráfico ya representa un grave desafío.
Fuente y créditos
Antilavado de Dinero