Recientemente, los fiscales federales en Estados Unidos anunciaron una nueva acusación contra Miguel Treviño Morales, conocido como “Z40”, y su hermano Omar, alias “Z42”. Ambos enfrentan cargos por continuar con sus actividades delictivas tras su arresto. Según los fiscales, han delegado a familiares la dirección del Cartel del Noreste, la facción disidente más influyente de los Zetas, involucrándose en el tráfico de cocaína y marihuana, así como en operaciones de lavado de dinero.
Nicole Argentieri, fiscal general adjunta y jefa de la División Penal del Departamento de Justicia, afirmó que los hermanos lideraban una organización de narcotráfico internacional responsable de violencias extremas y de la introducción de grandes volúmenes de drogas en Estados Unidos. La notoriedad de los Zetas se debe a su brutalidad, que incluye incidentes como el hallazgo de 49 cuerpos decapitados en una carretera cercana a Monterrey y la masacre de 72 migrantes en San Fernando en 2010.
Miguel fue detenido en julio de 2013 y dos años después, su hermano Omar fue capturado en Nuevo León. Desde entonces, el poder de los Zetas ha disminuido, fragmentándose en varias facciones debido al surgimiento de grupos más poderosos como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El análisis de InSight Crime señala que, aunque Estados Unidos solicitó su extradición en 2011, la familia Treviño Morales sigue dominando el Cartel del Noreste, utilizando su influencia en México para eludir la extradición. Según Alberto Islas, analista de seguridad, las cárceles mexicanas permiten a los hermanos continuar dirigiendo operaciones, resolviendo conflictos y ordenando asesinatos. Su estrategia para evitar la extradición va más allá de lo legal, involucrando campañas mediáticas que cuestionan la legitimidad del proceso de extradición.
Los abogados de los hermanos han criticado la falta de pruebas que los vinculen con la actividad criminal de los Zetas. En una reciente misiva a la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, Miguel sostiene que no es “Z40” y que podría haber una confusión con otra persona, advirtiendo que su extradición sería un “error histórico” y una “traición a la soberanía” .
No obstante, los fiscales estadounidenses sostienen que, tras la muerte de los fundadores de los Zetas, el grupo se ha transformado en una empresa familiar controlada por los Treviño Morales y sus familiares. Estas conexiones familiares, junto con la corrupción en el sistema penal mexicano, sugieren que la extradición a Estados Unidos podría ser la única forma de debilitar el poder de los hermanos.
Desde sus inicios, Miguel y Omar han contado con el apoyo de su hermano José en Estados Unidos para canalizar fondos del narcotráfico a través de la compra de caballos de carreras. José fue arrestado y condenado a 20 años de prisión por su papel en el lavado de dinero del cartel.
Los familiares de los Treviño Morales han mantenido roles relevantes en la organización, incluso después de su fragmentación. Juan Francisco Treviño Chávez, apodado “El Kiko”, sobrino de Miguel y Omar, asumió el liderazgo del Cartel del Noreste, seguido por Juan Gerardo Treviño Chávez, conocido como “El Huevo”, quien desarrolló una red de sicarios llamada “Tropa del Infierno”. ”.
El ejército mexicano arrestó a El Huevo en marzo de 2022, durante un operativo que provocó un tiroteo prolongado en Nuevo Laredo. Fue extraditado a Estados Unidos y enfrentará juicio en noviembre.
Aunque la estructura actual del Cartel del Noreste sigue siendo incierta, las últimas acusaciones indican que los hermanos Treviño Morales continuarán influyendo en el grupo mientras permanecerán encarcelados en México. En un recorrido reciente por Nuevo Laredo, se inspeccionan grafitis relacionados con el Cartel del Noreste, evidenciando su persistente control en la zona.
Fuente y créditos
Insightcrime