El regreso de Juan Antonio Roca a Marbella

Juan Antonio Roca, figura central de uno de los mayores casos de corrupción en España, permanece como un nombre emblemático en Marbella. Aunque intenta mantenerse en el anonimato, su historia sigue generando interés, especialmente en fechas recientes.

Roca ganó notoriedad en el caso Malaya, asegurando ante el juez que su fortuna, valorada en más de 2.400 millones de euros, provenía de ganar la lotería en 80 ocasiones. Sin embargo, el juez José Godino, quien lideró la investigación, no dio crédito a esa versión, lo que desencadenó una pesquisa exhaustiva que implicó también a su familia.

Finalmente, Roca admitió haber blanqueado más de 646.000 euros mediante boletos premiados. La sentencia reveló que su riqueza se basó en operaciones urbanísticas: obtención de beneficios económicos por la venta de tierras y solares, construcción de viviendas en Marbella y recalificación de terrenos para proyectos inmobiliarios de terceros.

Hoy, el llamado «cerebro» de la trama Malaya lleva una vida tranquila en Marbella, frecuentando los mismos lugares que visitaba antes de ingresar en prisión. Su aspecto es más discreto: con menos ostentación, más envejecido y lejos de los lujos que lo caracterizaban. Hace apenas unos días, fue visto comiendo con su esposa Rosa en un restaurante cercano a su casa en Poseidón. A menudo reflexiona sobre su pasado, comentando que le quedan pocos amigos, pero asegura que son los verdaderos.

Roca obtuvo la libertad condicional en 2019, antes de lo previsto, gracias a su buen comportamiento y colaboración con Cáritas, pese a que la justicia aún le exige 63 millones de euros que no han sido localizados. Atrás quedaron los días en que era conocido como el intermediario clave en las decisiones urbanísticas del fallecido Jesús Gil.

Ahora, su rutina incluye paseos junto a Rosa y visitas a restaurantes locales como Café de Ronda, Los Mellizos y Mercato de la Fontanella. Su emblemática Finca de la Caridad, que alguna vez fue símbolo de su poder, se ha transformado en un recinto ferial de titularidad municipal. Para muchos, la fiesta terminó para Roca, aunque sus pasos todavía evocan los ecos de una era de excesos y sombras.

Fuente y créditos
La Razón

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