Estos grupos compiten por rutas, territorios, aliados estratégicos y el acceso a puertos clave en países como Ecuador, Colombia y Panamá, según el reporte. En Ecuador, tradicionalmente considerado uno de los países más pacíficos de Sudamérica, la disputa entre ambas organizaciones ha incrementado significativamente la violencia, impactando directamente la seguridad y el panorama político.
El estudio destaca que la pugna territorial está impulsada por las alianzas del CJNG con Los Lobos y del Cártel de Sinaloa con Los Choneros, bandas locales a las que han suministrado armas, financiamiento y entrenamiento militar. Esta situación ha derivado en un alarmante aumento de la tasa de homicidios, que creció un 800% en cinco años.
Además de las actividades tradicionales de narcotráfico, ambos cárteles han diversificado sus operaciones, incluyendo la producción de drogas sintéticas como fentanilo y metanfetaminas, el lavado de dinero y la explotación ilegal de recursos en países como Ecuador y Venezuela. Asimismo, mantienen alianzas con organizaciones criminales en Europa, Asia y América Latina que fortalecen sus capacidades logísticas y financieras.
La DEA también advierte que la expansión de estas organizaciones criminales tiene alcance global, con el Cártel de Sinaloa presente en más de 100 países y el CJNG operando en todos los continentes, excepto la Antártida. Esta expansión transnacional incrementa los niveles de violencia en puntos estratégicos como Ecuador, un nodo clave en la logística del tráfico de drogas.
En este contexto, las autoridades locales y extranjeras enfrentan desafíos significativos para contrarrestar la influencia de estos grupos, cuyas actividades afectan tanto la seguridad como la gobernanza de las regiones donde operan.
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lasillarota
